El Teatro Vivo; una experiencia para no olvidar

Como agrupación artística hemos querido fomentar en la ciudad siempre un escenario abierto para el público de Popayán y de otros lugares sea el caso de su visita pero sobre todo nos interesa, que en la localidad se proyecte constantemente un espacio para las artes escénicas y desde que nuestra organización existe, se ha dado la oportunidad a los artistas para construir un camino de vida donde su existencia radique en la dramaturgia de una obra de teatro y un personaje que es leído pero que una vez atado al cuerpo de un actor viva y persista en la historia del "teatro vivo"

¿Qué es el teatro vivo?

-No se como expresarlo, la respuesta puede ser tan subjetiva que nadie la entienda y piense o tal vez crea es un concepto justificado en otros autores pero desde mi experiencia como actriz de la Casa Teatro de Popayán parto, de que el teatro hace parte de la humanidad y que por años a contado y puesto en escena la historia de los pueblos, sus pensares, sus cosmovisiones, sus sueños, sus locuras, sus mundos dramáticos y los inventados, puedo creer que el teatro vivo existe desde la época de Aristóteles que sintió y percibió el mundo en tragedia, lloró y emitió su mensaje así éste haya quedado en el silencio.

Si un actor o actriz con el personaje que interpreta logra atravesar en la vida de un espectador y penetrar en él con tal fuerza, ese personaje existe.

Existe porque él también es fuerte y aunque sea sacado de la imaginación, vive en la piel del actor, ese sujeto que continuamente se prepara para la creación de un personaje, se documenta en la rigurosidad de su arte y se retroalimenta buscando siempre en su grupo de trabajo, mantener viva la energia que mantiene su esencia.

En estos momentos pienso en el primer libro que entrego la Escuela de Artes Vivas y Escénicas a mi formación como actriz "Ser y escribir" de Nadine Gardimer, esa escritora del Sudáfrica que dice que un personaje es consecuencia de la ficción y la realidad que el autor describe y que si éste vive y se queda en la vida y el recuerdo de un espectador o lector, su existencia es viva.

Podría no atravesar las brechas de el arte, pero cuando el silencio se pone en la sala o en el escenario, puedo inspirar su calor, penetrar en tal estado de embriaguez, confundirme entre la gente y decir que a veces estoy loca que sólo el teatro me consume cuando estoy en él.